AMOR A LA VIRGEN MARIA

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sábado, 19 de febrero de 2022

Ain Karem - Visitación

 La visita de la Virgen María a Sta. Isabel aparece indicada por primera ven en siglo XIV en un lugar diferente del nacimiento de San Juan Bautista.-“La casa de Zacarías se encuentra en las montañas de Judea. En aquel lugar hay dos iglesias y entre las mismas hay un fuente de abundantes aguas.

En el lugar de la primera iglesia se dice que Isabel fue saludada por la Virgen María. Se dice que también allí fue escondido San Juan Bautista durante la persecución de los Inocentes. En el lugar de la segunda iglesia nación San Juan Bautista” (Fr. Giovanni Fedanzola da Perugia, 1330).Además del episodio del nacimiento se recuenda también en la misma iglesia el lugar donde fue escondido san Juan Bautista, noticia tomada del evangelio apócrifo de Santiago (s. II) y recordado por el peregrino ruso Daniel a principios del siglo XII: -“Pasado un vallecito lleno de árboles, se encuentra la montaña hacia la que corrió Isabel para esconder a su hijo y exclamó: Recibe, o montaña a la madre y al hijo; y la montaña se abrió y les ofreció refugio. Los soldados de Herodes la seguían pero, llegados a este punto, no encontraron a nadie y se volvieron confusos. Se puede ver todavía hoy el sitio donde esto ocurrió señalado en la roca. Más arriba se encuentra otra pequeña iglesia, debajo de la cual hay una gruta y, a la entrada de esta misma, está adosada otra pequeña iglesia. En esta gruta hay una fuente que sació la sed de Isabel y Zacarías durante el tiempo en que vivieron en la montaña, donde permanecieron servidos por un ángel hasta la muerte de Herodes”. Reliquias de la “tierra de la gruta de Isabel y Zacarías” se conservaban ya en Roma en el siglo VII en el tesoro de Letrán y en otros lugares. Una piedra conservada en la cripta recuerda hoy dicha tradición.

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -¡Bendita entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. María dijo:

"Proclama mi alma la grandeza del Señor, 

se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: 

su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: 

dispersa a los soberbios de corazón, 

derriba del trono a los poderosos 

y enaltece a los humildes, 

a los hambrientos los colma de bienes 

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, 

acordándose de la misericordia

como lo había prometido a nuestros padres 

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre".

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

(Lucas 1,39-56)
























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