Seborga tiene todo el aspecto de ser un pueblo más del norte de Italia: casas de piedra, una iglesia del siglo XVII, una ermita un poco más lejos, y unos 360 habitantes que disfrutan de unas espectaculares vistas del Mediterráneo en esta región de Liguria, muy cerca de la frontera francesa y a la vista de Mónaco.
Pero Seborga es algo más: durante siglos fue un principado independiente, y las casas reales y las repúblicas con sus tratados se olvidaron de este pueblo como quien se deja una moneda dentro de un abrigo. Eso es lo que proclaman sus habitantes: que se reconozca a Seborga como el principado soberano más pequeño del mundo.
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