Lo más importante que custodia esta basílica es sin duda la piedra caliza, situada bajo la mesa del altar, por ser la piedra donde Jesús se apoyó para realizar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Otros elementos de gran interés que encontramos en el interior del templo son los mosaicos del pavimento, que resultan ser los más antiguos del arte cristiano descubiertos en Palestina hasta el momento. En ellos se representan aves acuáticas, flores de loto, escenas que bien podrían recordar a los paisajes típicos del Nilo, muy recurrentes en el arte Romano y el primitivo arte Bizantino, como también se retratan imágenes de paisajes de la propia Galilea de su flora y fauna autóctona. Pero de entre todas las figuraciones que en el pavimento del templo debemos hacer especial mención a las que hacen referencia al pasaje bíblico del Milagro de la Multiplicación de los panes y los peces, recreado mediante los diseños de los peces y el cesto con los panes, que podemos contemplar a los pies del altar. Así también debemos resaltar otros elementos de la iglesia como son las fuentes bautismales situadas justo a la entrada de la nave, los restos de los frisos de la iglesia original que la precedió en el siglo V situados ahora en el ábside, los adoquines de basalto, o los cimientos del antiguo templo.
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